La resurrección digital y sus implicaciones
Puede parecer algo sacado de una película de ciencia ficción, pero la realidad es que ya estamos en una época en la que la inteligencia artificial (IA) puede recrear a personas fallecidas con las que interactuamos. Aunque puede parecer un increíble avance tecnológico, la realidad es que esta práctica tiene serios riesgos éticos y psicológicos asociados. Los expertos advierten que sin la regulación adecuada, podemos causar daño a aquellos que utilizan estos hologramas tecnológicos y crear una pesadilla de privacidad.
El rápido crecimiento de la inmortalidad digital
Existen varias plataformas, como Project December y HereAfter, que ya ofrecen la opción de resucitar digitalmente a los muertos mediante la inteligencia artificial. A pesar de que estos servicios están creciendo a un ritmo vertiginoso, todavía no se han explorado lo suficiente los riesgos éticos y sociales asociados a su uso. En algunas circunstancias, las implicaciones pueden ser alarmantes.
Los peligros de la inmortalidad digital
Imaginemos un servicio de IA llamado “MaNana”, que permite crear un avatar de un ser querido que ha fallecido. Es posible que, inicialmente, esta recreación digital proporcione consuelo. Sin embargo, ¿qué pasa si el servicio comienza a introducir anuncios publicitarios o sugerencias comerciales utilizando la voz del ser amado? Para los expertos, este escenario, aunque parezca surrealista, es una posibilidad real y preocupante.
Los avatares tecnológicos en situaciones sensibles
La psicología individual también juega un papel crucial en el tema de los avatares post mortem. Consideremos un escenario donde una mujer con una enfermedad terminal deja un avatar para ayudar a su joven hijo a lidiar con su pérdida. En principio, este avatar puede ser un apoyo terapéutico. Sin embargo, cuando el avatar comienza a generar respuestas que un niño no puede entender o procesar, el impacto psicológico puede ser devastador.
Necesidad de una regulación adecuada
En consecuencia, los investigadores especializados en ética de la IA, como Tomasz Hollanek, urgieron a que se tenga en cuenta la dignidad de los fallecidos y prevenir que las ganancias financieras socaven los intereses individuales de las personas y el recuerdo de su identidad. También señalaron la necesidad de diseñar protocolos que eviten un uso irrespetuoso de los avatares.
El papel de la transparencia y la edad en los avatares
Los expertos sugieren que los servicios de recreación deberían obtener el consentimiento del donante antes de su aprobación. Además, también es fundamental establecer restricciones de edad para el uso de avatares post mortem y promover una mayor transparencia. Los usuarios deben ser conscientes de que están interactuando con una IA en lugar de con su ser querido.
La protección de los derechos post mortem
Investigadores como Damián Tuset Varela, abogan por la adopción de leyes que protejan no sólo los intereses de los individuos mientras viven, sino también su legado y memoria tras su muerte. La premisa es que los derechos y la dignidad de las personas deben respetarse tanto en vida como después de su muerte. Sin embargo, parece que aún queda mucho por hacer en este aspecto.
Un campo ético de minas
La realidad es que nos enfrentamos a un verdadero campo de minas ético. La interacción entre los individuos y los avatares de las personas fallecidas, impulsada por la IA, plantea preguntas existenciales y éticas acerca de la dignidad humana y lo que significa la muerte. A medida que la tecnología avanza, es imperativo que reflexionemos sobre estas cuestiones y aboguemos por la regulación y la transparencia en todos los aspectos de la IA.