Un debate que aparece con recurrencia en determinados ámbitos. Los indicios de que vivimos (somos) una simulación realizada con algún tipo de ordenador. Una teoría que gana peso cada año que pasa sin poder refutar la Paradoja de Fermi.
El problema es que aunque el Universo fuera computable (Lloyd aporta 10^120 operaciones cuánticas), esto no significa que lo sea de una forma útil para nosotros. Wolpert prueba que 2 computadoras no se pueden simular la una a la otra, lo que implica que un computador no se puede simular a sí mismo.
Un computador no puede tener la suficiente memoria como para saber su propio estado porque necesita al menos un bit más para observar su simulación, y debe incluir ese bit en su estado. Por lo tanto cualquier ordenador que esté simulando nuestro Universo debería existir fuera de nuestro Universo observable.
Si nos atenemos a lo que dice Penrose, la mente es una propiedad emergente de un sistema que la “necesita” para experimentarse. Esto sería coherente con la idea de que la mente (o mejor dicho, la conciencia) sea la forma que el Universo tiene de “generarse” a sí mismo.
Lo cierto es que de alguna forma vivimos en nuestra propia simulación, basada en información del mundo real. Las sensaciones, emociones y pensamientos que experimentamos son modelos de la realidad: un mundo virtual en nuestra mente que simula la realidad. Y de hecho nuestra supervivencia depende de que ese mundo virtual esté correlado con la realidad.
Pero correlación no significa identidad. Muchos aspectos básicos de la percepción (que asumimos como reales) están definidos por nuestra cultura y entorno. Y en muchas ocasiones por nuestro propio estado mental.