El sistema monetario se inventó hace siglos y sin embargo seguimos usándolo sin hacernos las preguntas más básicas en torno a la falacia fundamental. Esta falacia consiste en que existe escasez porque los deseos humanos son infinitos, mientras que los recursos son limitados.

Prueba de que esto es una falacia es lo que ha pasado con la agricultura. Hace pocos siglos la mayoría de la población occidental estaba empleada en ella. La escasez y las hambrunas eran habituales. Hoy apenas nadie se dedica a ella; la gente come demasiado, y de hecho en  los paises desarrollados sobra comida.

La moneda no es real por el mismo motivo; y además no está basada en oro, activos reales, o cualquier otro recurso escaso. Sin embargo el dinero se fabrica a sin límite aparente y se entrega a la población a cambio de su trabajo, o de intereses (ambas cosas totalmente reales, respaldadas por horas de productividad o beneficios económicos).  

Otro ejemplo evidente es el precio de los pisos. El argumento para justificarlo es la “falta de suelo”, otra falacia que se hace evidente en países como España, cuyo territorio es principalmente una enorme estepa despoblada. La escasez en este caso es una decisión puramente política. 

La escasez también se induce destruyendo productos (versiones, modas, etc.), fabricando series limitadas, extrayendo todo tipo de gastos e impuestos, regulando, e inflando burbujas especulativas de todo tipo.

La escasez es una de las ilusiones que el sistema crea para mantener a la gente en la ignorancia. Y hacer competir a todo el mundo por algo sin valor intrínseco como el dinero. El objetivo es que el sistema pueda funcionar a base de crédito.