La llegada de la inteligencia artificial a WhatsApp y sus implicaciones legales

Recientemente, se desató una revolución en el uso de WhatsApp cuando los usuarios comenzaron a notar un nuevo ícono de inteligencia artificial (IA) en el buscador de la plataforma. Esta innovación no solo facilita la creación de imágenes y la traducción de textos, sino también la capacidad de responder preguntas. Con la utilización cada vez más frecuente de esta herramienta, surge la inevitable preocupación sobre la seguridad y privacidad de los datos recopilados a través de este servicio de mensajería.

El portal PERFIL CÓRDOBA conversó con los expertos Andrés Piazza y Agustín Berti para analizar cómo se está manejando esta situación en Argentina y en la región, así como los diferentes desafíos legales que enfrenta la adopción de la IA en aplicaciones cotidianas. Berti, investigador del Conicet y autor de ‘Nanofundios: Crítica de la cultura algorítmica’, se ha centrado en el impacto social de la tecnología y cómo afecta a la gestión de datos en Internet.

Berti argumenta que, debido a la diferencia en el tamaño de las economías y bases de datos requeridas para entrenar modelos de IA, los países sudamericanos podrían beneficiarse enormemente al coordinar esfuerzos regulatorios. Esto les otorgaría una mejor posición de negociación frente a las grandes corporaciones tecnológicas que dominan el mercado.

Modelos de legislación sobre la inteligencia artificial

Cuando hablamos de legislación en IA, se identifican principalmente tres modelos: el estadounidense, el europeo y el chino. El modelo estadounidense, que incluye plataformas como ChatGPT y Google, es conocido por su enfoque ‘laissez faire’. En este sistema, la idea es que cualquier regulación excesiva podría limitar el desarrollo tecnológico y dejar a las empresas locales en desventaja frente a competidores de otras naciones, especialmente China.

Por otro lado, el modelo europeo es más restrictivo. La Unión Europea establece normativas que regulan el uso de datos y requieren permisos específicos de los usuarios antes de que los sistemas de IA puedan ser entrenados con su información. Esto no solo contribuye a la protección de la privacidad, sino que también puede ralentizar el desarrollo de nuevas tecnologías.

Finalmente, el modelo chino presenta desafíos diferentes, especialmente en términos de acceso a datos diversos. Este aspecto es fundamental para desarrollar inteligencia artificial sin sesgos. La falta de diversidad en los datos dificulta la creación de sistemas de IA más justos y equitativos, lo que plantea un dilema significativo para el desarrollo en esa región.

El papel del Estado en la regulación de IA

En medio de esta revolución tecnológica, Agustín Berti plantea una pregunta crucial: ¿Cuál debería ser el papel de las instituciones y del Estado en la regulación del uso y explotación de datos recopilados de los ciudadanos? Considera que el Estado debería recibir parte de las ganancias generadas por estas tecnologías. Es fundamental que las naciones mantengan su soberanía sobre los datos y exijan que los centros de datos estén localizados en su territorio, cumpliendo así con la legislación nacional.

A través de la regulación adecuada, los gobiernos podrán garantizar un uso ético y responsable de la IA. Esto podría incluir demandas para que las empresas tecnológicas establezcan sus operaciones bajo leyes nacionales, además de aplicar impuestos que respondan a la magnitud de sus actividades. Una política que asegure que los datos generados en un país beneficien a su población podría cambiar significativamente la dinámica de la industria.

Además, muchos casos destacados han resaltado la problemática del acceso a la información almacenada en servidores ubicados en el extranjero. Esta falta de acceso puede complicar las investigaciones policiales o judiciales, ya que el proceso para obtener datos requiere aprobación de tribunales en otras naciones, lo que no siempre se logra.

La importancia de una regulación responsable

Una regulación efectiva no es solo una cuestión de control, sino una oportunidad para fomentar la innovación en el desarrollo de nuevas tecnologías. La creación de un marco regulatorio que apoye a las empresas que trabajan con inteligencia artificial en América Latina podría fomentar la inversión y el crecimiento en este sector emergente.

Asimismo, las instituciones deben educar a los ciudadanos sobre el manejo de sus datos en el entorno digital. La concientización sobre la privacidad y la protección de datos personales es esencial en este nuevo panorama tecnológico. Fomentar el conocimiento puede empoderar a los usuarios y hacer que exijan un trato justo por parte de las corporaciones tecnológicas.

Por último, se hace evidente la necesidad de colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad civil para afrontar estos desafíos comunes. Solo a través de un diálogo abierto y constructivo se podrá encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la protección de los derechos de privacidad de los ciudadanos.

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