Las Ideas Utópicas y Distópicas que Preceden a Muchos Discursos sobre la IA
Muchos expertos proclaman que estamos al borde de crear inteligencia artificial que permitirá a las máquinas hacerse cargo de todo. Otros parecen aterrorizados por la posibilidad de que los humanos se vuelvan obsoletos.
Los medios y el discurso público están llenos de visiones tanto utópicas como distópicas de la IA, a menudo presentándola como una revolución inminente que remodelará dramáticamente la sociedad. Estas perspectivas tienden a simplificar excesivamente el estado actual y el potencial de la tecnología de IA, llevando a expectativas y temores poco realistas.
El Problema con la “Inteligencia Artificial”
En realidad, el término “inteligencia artificial” (IA) debería abandonarse. Cuando se cree verdadera IA, no tendrá nada de artificial. Y no hay razón especial por la que deberíamos poder reconocerla o entenderla. Tendemos a asumir que otras inteligencias tendrán un lenguaje secuencial y lineal como el nuestro.
Pero la realidad podría ser muy diferente e irreconocible. Nuestro fracaso para entender otras especies inteligentes como elefantes, delfines o ballenas, a pesar de décadas de estudio, ilustra este punto. Interactuamos con ellas en nuestros términos, no en los suyos. Incluso los gusanos más simples con cerebros idénticos de 300 neuronas (conectomas) que han sido completamente mapeados siguen siendo en gran medida impredecibles en sus comportamientos básicos.
La Complejidad que No Entendemos
Investigaciones recientes han demostrado que simular una sola neurona biológica requiere una red neuronal artificial de al menos cinco capas.
El cerebro humano tiene alrededor de 100 mil millones de neuronas, y no está claro cuánta de nuestra inteligencia reside únicamente en el cerebro versus otras células del cuerpo o incluso el universo circundante.
Avanzando de Manera Responsable
Pasarán muchos años antes de que podamos conversar verdaderamente con una máquina como iguales o para que las máquinas tomen decisiones conscientes, si es que alguna vez sucede. Los verdaderos desafíos que enfrentamos no provienen de la tecnología en sí, sino de las políticas y estructuras sociales que creamos a su alrededor.
Mientras continuamos avanzando la IA, debemos enfocarnos en el desarrollo ético, evaluaciones realistas de sus capacidades, y asegurar que beneficie a toda la sociedad.