Todos los seres humanos nacen pioneros. El ascenso del corporativismo (opuesto al capitalismo) ha metido a la gente en cubículos en lugar de hacerla salir al mundo, explorar, inventar y manifestar.
Cuando dejas de buscar nuevas fronteras terminas estancado. El éxito viene de estar expandiendo tus fronteras de forma continua en cada dirección: creativa, financiera, espiritual, y física.
A las personas se las considera y valora en función de cuan profundo han sido capaces de llegar en su nicho correspondiente. Pero su valía real para el mundo es al revés, ya que su punto de vista se hace más y más miope.
Hemos regresado a un punto parecido al pre-Renacimiento. El conocimiento se ha verticalizado en categorías rígidas, con expertos predicando en su correspondiente gueto de números. Esto genera fragilidad y fragmentación de la civilización.
Cualquier innovación o tecnología que pueda poner en riesgo ese estado de cosas es fuertemente contestada en cada nicho por las aristocracias correspondientes.
Los que cruzan esas barreras son apartados, ya que no están alineados con el sistema, que nos enseña a aprender bien una cosa y ceñirnos a ella. Con todas estas restricciones el conocimiento no fluye, y la innovación se estanca.
En la vida real esas categorías no existen… ¡Da Vinci vive!.
Comments by Luis G de la Fuente