El consciente y el subconsciente son dos modos de funcionamiento de la mente. El consciente piensa y critica analíticamente, y filtra hacia el segundo recuerdos, asociándolos a emociones (mediante péptidos), y grabándolos de forma que tengan significado para nosotros.
El consciente, el ego, o el “yo”, es el equivalente a una pequeña memoria de trabajo tipo RAM en un ordenador: suficiente para realizar las operaciones más elementales pero poco más. El subconsciente es la ROM, con una enorme capacidad (¿ilimitada?) para realizar todo lo demás, incluidas las funciones corporales.
El consciente crea hábitos al repetir una y otra vez tareas y comportamientos, aportando energía extra en forma de disciplina y esfuerzo. La idea de que el subconsciente necesita de esa energía extra para grabar información tiene sentido: es un mecanismo de ahorro de recursos, y espacio de almacenamiento. De lo contrario todo lo que vivimos y sentimos sería almacenado de igual forma, volviéndonos locos.
Pero una vez entrenado, el subconsciente realiza las tareas sin esfuerzo. ¿Cómo utilizar este potencial para cualquier cosa? Esto nos lleva a las puertas de la psico-cibernética y la neurolingüística.
El consciente parece ser una función 100% cerebral, pero el subconsciente parece residir en todos los receptores celulares. ¿Es el subconsciente entonces nuestro cuerpo?.
Comments by Luis G de la Fuente